Amaneció. Salió el sol. Fuera de la casa de los voluntarios, el aire era el mismo calor húmedo que queda al darse una ducha a 40 grados. Firmé todos los papeles que eximen a la organización de mi muerte por grave negligencia mía (me pregunto que entenderán por "grave negligencia"...), así como el contrato del voluntario (qué país es este, contrato para un voluntario...), y tras presentarme a todo el mundo de la oficina, hablamos de los proyectos que se llevaban a cabo en la estación. Había en el grupo de voluntarios gente con mucha experiencia en el tema, de los que aprendería grandes cosas (como localizar telemétricamente aves en medio de los infernales ecos radiofónicos producidos por la selva, la niebla y las colinas) pero que se iban en octubre, quedando yo como voluntario de más experiencia y por lo tanto, persona al mando (qué cagada).
Recibí consejos de todo tipo, que se sintetizan en "en la selva todo pica, muerde o araña". En este axioma se incluyen tanto plantas y animales, como rocas o troncos caídos dentro de los que se esconden más animales y plantas que pican, muerden... Así que a mirar dónde se ponen los pies y las manos.
En el centro tenían un águila arpía. He visto pocos animales con tanta cara de hijos de puta. Es un bicharraco grande, sombrío, encorvado, huraño, con una cara ceñuda como mezcla de odio y mal humor. Tienen dos crestas de plumas que toman aspecto de orejas, y en este caso estaban torcidas, y la cabeza desplazada un poco hacia un lado, dándole una imagen un poco desaliñada, y ante todo, hosca. Seguro que en el fondo son encantadoras.
Tras la charla introducción, me tocó ir a comprar comida para las próximas 3 semanas, y la verdura para todo el grupo (debe ser común). Me habían llamado los de la estación para decirme lo que les faltava: 18 cervezas marca Balboa, 2 litros de ron "el abuelo" y verdura. Así que me tiré un par de horas recorriendo el supermercado más barato: supermercados Rey. Cabe destacar que los precios estaban en dólares (el balboa sólo se diferencia del dólar en las monedas, que tienen dibujo distinto pero igual tamaño y peso que los equivalentes), las unidades de medida eran impías y blasfemas. Ya lo dice el refrán: libras y galones, me tocan los cojones.
A pesar de la distancia, seguían existiendo marcas conocidas. Conseguí llenar un carro entero siguiendo el dicho de mejor que sobre que no que falte y haya que comerse las águilas. Ya descubriré con el tiempo qué alimento indispensable es el que me he olvidado. Inexplicablemente funcionó la tarjeta (eso es que el destino me está guardando alguna, o que acaso me la debe de otra vez) y pude hacerme con los víveres. En el supermercado, es muy curioso, hay un chico muy amable que te ayuda a meter la comida en bolsas y a transportarla, y hasta encontrar un taxi, pero luego te pide propina (te pone la mano como si te la fuera a dar, pero para arriba). Advertencia: no devuelven cambio, como las cabinas de telefónica, con lo cual le eches lo que le eches, se lo queda.
Tras volver y conseguir abrir la puerta (me había dejado la llave dentro, y me tuvieron que dejar otra en la oficina, además la cerradura tiene truco, hay que tirar, forcejear, empujar, y finalmente, girar a la derecha la llave), me deleté un rato con un icneumónido poniendo huevos en algo que había en un nido de barro en la pared, así como contemplando un gecko trepando por la ventana. He visto también unos pájaros que me recuerdan a cuervos, pero extremadamente estilizados, y otros que se parecen a los estorninos de alas rosadas, tengo que comprobar si llegan hasta aquí (que yo sepa son de europa del este, cómo del este y cómo de europa es la pregunta).
Mañana vamos a la selva, donde permaneceré 3 semanas y tendré una libre. Ya sabréis de mí entonces.
Recibí consejos de todo tipo, que se sintetizan en "en la selva todo pica, muerde o araña". En este axioma se incluyen tanto plantas y animales, como rocas o troncos caídos dentro de los que se esconden más animales y plantas que pican, muerden... Así que a mirar dónde se ponen los pies y las manos.
En el centro tenían un águila arpía. He visto pocos animales con tanta cara de hijos de puta. Es un bicharraco grande, sombrío, encorvado, huraño, con una cara ceñuda como mezcla de odio y mal humor. Tienen dos crestas de plumas que toman aspecto de orejas, y en este caso estaban torcidas, y la cabeza desplazada un poco hacia un lado, dándole una imagen un poco desaliñada, y ante todo, hosca. Seguro que en el fondo son encantadoras.
Tras la charla introducción, me tocó ir a comprar comida para las próximas 3 semanas, y la verdura para todo el grupo (debe ser común). Me habían llamado los de la estación para decirme lo que les faltava: 18 cervezas marca Balboa, 2 litros de ron "el abuelo" y verdura. Así que me tiré un par de horas recorriendo el supermercado más barato: supermercados Rey. Cabe destacar que los precios estaban en dólares (el balboa sólo se diferencia del dólar en las monedas, que tienen dibujo distinto pero igual tamaño y peso que los equivalentes), las unidades de medida eran impías y blasfemas. Ya lo dice el refrán: libras y galones, me tocan los cojones.
A pesar de la distancia, seguían existiendo marcas conocidas. Conseguí llenar un carro entero siguiendo el dicho de mejor que sobre que no que falte y haya que comerse las águilas. Ya descubriré con el tiempo qué alimento indispensable es el que me he olvidado. Inexplicablemente funcionó la tarjeta (eso es que el destino me está guardando alguna, o que acaso me la debe de otra vez) y pude hacerme con los víveres. En el supermercado, es muy curioso, hay un chico muy amable que te ayuda a meter la comida en bolsas y a transportarla, y hasta encontrar un taxi, pero luego te pide propina (te pone la mano como si te la fuera a dar, pero para arriba). Advertencia: no devuelven cambio, como las cabinas de telefónica, con lo cual le eches lo que le eches, se lo queda.
Tras volver y conseguir abrir la puerta (me había dejado la llave dentro, y me tuvieron que dejar otra en la oficina, además la cerradura tiene truco, hay que tirar, forcejear, empujar, y finalmente, girar a la derecha la llave), me deleté un rato con un icneumónido poniendo huevos en algo que había en un nido de barro en la pared, así como contemplando un gecko trepando por la ventana. He visto también unos pájaros que me recuerdan a cuervos, pero extremadamente estilizados, y otros que se parecen a los estorninos de alas rosadas, tengo que comprobar si llegan hasta aquí (que yo sepa son de europa del este, cómo del este y cómo de europa es la pregunta).
Mañana vamos a la selva, donde permaneceré 3 semanas y tendré una libre. Ya sabréis de mí entonces.
1 comment:
Uf... Porque sé que te lo estás pasando en grande, pero qué miedo da pensar que todo lo que te rodea es potencialmente peligroso. ¿Podrías "traducir" los nombres científicos o añadir una pequeña descripción del animal en cuestión? Cuídate.
Vir
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