Friday, February 02, 2007

A.D.P.: Asociación para la Defensa de los Perezosos
(sacrificios de sangre y otras alternativas para la movida nocturna)



Aviso: esta entrada contiene fotos horriblemente morbosas de un perezoso muerto por un águila arpía a modo de testimonio silencioso para corroborar lo que se dice en el texto. La foto está reducida y se amplia haciendo click. Pequeñas amarguras del día a día en la selva.



Parecía que iba a ser un día normal. Seguían la señal a través de un sendero que existía más dentro de sí mismos que en el espeso bosque. Se guiaban más por la intuición que por indicios, respondiendo a un inconsciente "¿por dónde iría si estuviera haciendo yo el camino?". Y en ocasiones, esa intuición se veía confirmada sutilmente por una hoja de palma cortada por un machete, o unas hojas algo removidas en el suelo. Era un camino de furtivos abandonado, aunque era difícil precisar si hacía un año o hacía un día, la selva se cerraba nuevamente en cuestión de horas, casi podían verse crecer de nuevo las lianas si se prestaba atención.
Sin embargo un dantesco espectáculo los aguardaba, al llegar a un claro producido por un gran tronco caído en mitad del camino, un dentesco espectáculo les aguardaba.

Era un perezoso de tres dedos, parcialmente devorado por el águila que buscaban: Eboli, el águila tuerta encontrada con un disparo en el ala en el Darién. Algunos pensaban que no volvería a cazar pero se convirtió en el auténtico azote de los perezosos, un gris y silencioso Ángel de la Muerte.

La posición antinatural del animal, boca arriba, con los brazos colgando y las entrañas fuera era sobrecogedora. Su expresión era la eterna sonrisa beatífica de los perezosos, pero sus ojos... eran vidriosos y apagados. Los ojos de los muertos.
Como si de un antiguo altar de sacrificos se tratara, aquel tronco lo resumía todo. Vida y muerte en la jungla. Alguien tiene que morir para que otro sobrevica. Comer o ser comido. Brutal y hermoso a su manera.

Cuando el Refu lo vio, experimentó sensaciones contradictorias. Se planteó que era bueno para el águila estar cazando por su cuenta, pero sintió tanta pena por el animal que se planteó la creación de un fondo de defensa internacional. Unas criaturitas tan tiernas no deberían morir así.
El perezoso lo miraba sin verlo, sonriendo desde el el Otro Lado. Le conmovía profundamente su aspecto de peluche. Le daban ganas de abrazar el cadáver y dormir con él. Era tan tiempo y macabro al mismo tiempo como si alguien hubiera asesinado a Don Pimpón y clavado su ensangrentada cabeza en una estaca. Brutalmente enternecedor. Tiernamente macabro. El sacrificio a los Dioses de la Selva. La imagen era la esencia misma de los sacrificios mayas, la miema actitud, un cuerpo destripado boca arriba, los brazos colgando. Pero la mirada extrañamente tranquila.

La vida, el mayor de los sacrificios, el mayor de los precios a pagar, el mayor de los regalos. La sangre, la roja esencia de la vida imprescindible en los rituales de las culturas precolombinas. Vida y muerte, caras de la misma moneda. Una moneda plana y azul alrededor de la que orbita un Sol plano en una circunferencia perfecta (N. del T.).

Según tradiciones Mayas, los antiguos dioses menores también hacían sus sacrificios, en la noche de los tiempos. Los dioses más ricos y poderosos, ofrecían grandes cantidades de maíz, y los licores y comidas más raros y valiosos, así como oro, metales, etc. Sin embargo, el dios más pobre, sin nada que ofrecer más que a él mismo, se abrió el pecho derramando toda su sangre sobre la roca sagrada. Derramando su vida. Y realmente, ésta fue la más valiosa de las ofrendas, y fue el al que favorecieron los dioses mayores.


Sacrifico Azteca. ¿Acaso la criatura vomitando sangre de la derecha puede ser... un águila arpía? La verdad es que las garras se parecen.

Esta es la foto morbosa. Hacer click para ampliar bajo la responsabilidad de cada cual. A los que miren... ¿estoy loco o realmente hay parecido con la foto de arriba?

4 comments:

Anonymous said...

Bueno, yo estoy totalmente de acuerdo en que podría ser un águila arpía, no considero que estés loco, es más yo diría que no sólo se parece en las garras, lo que le sale de la cabeza se me parece a las plumas que le salen a ellas, bueno más bien a la de las crías, es que ayer en cuatro echaron un programa sobre trabajos con águilas arpías en Ecuador, y quebrantahuesos en Andalucía, y las plumas de la cabeza de las crías, para mí, tienen bastante similitud, pido tu confirmación ya que tú las ves en realidad, y cambiarán bastante.

Anonymous said...

No estás loco el pobrecito perezoso es talmente el Dios pobre ofreciendo su propia vida como sacrificio. Por lo que igual que el será recompensado, esa esperanza nos queda.

Anonymous said...

Miguel! Are you coming through Atlanta? Did you get the flight you asked me about? Because it would be really fun for you to come here!! miss you! -Beth

V said...

"En el centro está representado el Sol, Tlacatecutli, como divinidad que da la vida y engulle a los muertos (aparece con la boca abierta reclamando su sangre humana), con sus dos garras de águila a los lados rompiendo corazones". Esta es la definición más aproximada, aunque la he contrastado y en Wikipedia no aparece el tal Tlacatecutli. Me ha hecho gracia el azteca de abajo, porque lo que lleva trinchado en la espada se parece más a una morcilla de Burgos que a un corazón humano. No te pases con la leche condensada (no puede ser bueno...);)