Tuesday, December 12, 2006

Lo que dejaron en mi puerta en Clayton (Ciudad del Saber):

Saturday, December 09, 2006

¿Qué hago yo aquí?


Un día bueno:

Nos levantamos a las 6. Desayuno, preparamos las cosas y arrancamos el quad (sí, quien me iba a decir que acabaría convertido en un quad-trero). Visitamos los puntos mas altos del mapa para tomar señal. Señal estupenda. Triangulamos. Hay un camino maravilloso para acceder a la zona. Encontramos al águila. Está bien, y comiendo una presa que ha cazado. Si no tiene presa y no tenemos constancia de que haya comido, buscamos una rama horizontal, lanzamos una plomada con un sedal utilizando un tirachinas, bajamos la plomada, atamos un cordel, recogemos el cordel para que pase por la rama, atamos unas ratas (en número variable entre 1 y 5, según el tiempo que haya pasado sin comer) y las izamos a la rama, dejándolas atadas firmemente. Volvemos a casa, baño en el río y preparamos la comida (si el día es bueno consistirá en un delicioso plato a base de patatas). Si el día es muy bueno, un jaguar pasará por delante de la cabaña, nos sacaremos fotos con él. También sirve un ocelote, un tigrillo, un margay, un jaguarundi, un tamandúa, un coendú, un perezoso, un cocodrilo, una boa, una garza sol, un halcón reidor, una mariposa de alas de cristal, una mariposa morpho, un saltamontes hoja, un insecto palo volador, un escorpión, un amplipígido,... vale, cualquier bicho me sirve.

(Foto: yo en el río, demostrando que sigo vivo y con buena salud).


Un día malo (léase normal):

(Foto: yo tratando de arreglar la antena atropellada. Irrecuperable, las varillas deberían estar rectas).

Nos levantamos a las 5 (hay más trabajo y poca gente)

Añadir pequeñas adversidades (verídicas) a elegir en número variable. No son todas las que hay pero sí las más habituales:

Problemas del quad:

-no arranca

-pierde aire por la válvula de la rueda

-pinchazo/s

-reventón

-sin gasolina a mitad de camino

-se le sale la cadena

-se le parte la cadena

-la rueda no ajusta bien y con la vibración rompe los tornillos del eje

-se le atasca la marcha atrás

-árboles en el camino


Problemas de la telemetría

-sin batería

-señal rara

-sin señal cerca del águila

-el cable de la antena ajusta mal

-la antena es atropellada por el quad

-no conseguimos señal en ninguna parte


Problemas preparando el árbol de comida

-se pierden todos los plomos en disparos fallidos o por un agujero de la bolsa

-el sedal se engancha

-poca cuerda

-se engancha en la rama y hay que cortar la cuerda o la rama

-se engancha en el águila (y lo que se cortan son mis testículos)

-el águila muere de un plomazo entre los ojos (reconozco que no ha sucedido nunca pero... casi casi)

-las ratas no suben porque la cuerda roza con algo

-las ratas se caen porque está mal el nudo

-las ratas se caen porque se corta la cuerda

-el águila se lanza a por las ratas mientras las estamos subiendo y se engancha con la cuerda


Problemas de la cabaña

-árboles sobre la cabaña

-se ha terminado el gas y se han descongelado los alimentos de la nevera y el congelador

-no hay botellas de gas de repuesto y no podemos cocinar

-el generador de gasolina no funciona

-el generador de gasolina funciona pero solo en la posición de arranque

-alguien se dejó la válvula abierta y el generador ha perdido toda la gasolina

-el generador solar pita y no es capaz de mantener ni la bombilla con que secamos la telemetría (tiene que estar siempre muy seca)

-no queda agua y el río está revuelto con lo cual no podemos bombear

-no queda agua, el río no está revuelto pero no hay cloro para tratarla

-no quedan bolsas de plástico impermeables

-no quedan pilas para la telemetría

-no queda gasolina

-hay una gotera justo encima de la cama

-no consigo encontrar algo (los duendes de la selva, que me esconden las cosas y me lleva a situaciones irreales, donde un bolígrafo que tengo en la mano desaparece de repente y reaparece semanas más tarde en otra habitación dentro de un libro, etc.)


Otros problemas:

-lluvia interminable

-el águila está en el suelo (esto es muy malo)

-el águila está muerta (evidentemente, esto es peor)

-encontramos el transmisor pero no el águila

-encontramos furtivos armados con escopetas

-picaduras (mosquitos, avispas, tábanos, escorpiones, escolopendras, arañas, serpientes...)

-garrapatas (hasta quinientas en la estación seca, hay que quitártelas con cinta americana, como si te depilaras)

-diarrea (imprevisible y letal)

-torceduras y otras lesiones

-caídas y resbalones con aterrizaje en plantas espinosas, palos afilados recién cortados o serpientes venenosas (afortunadamente fue a 20 cm de la serpiente y no fui yo)

-cortes con el machete

-catarro (te metes en la cama, sudas, te destapas, por la noche pega el viento a través de la mosquitera y ya está)

-el GPS sin batería o no funciona

-se nos olvida cualquiera de los elementos imprescindibles (antena, cable, telemetría, ratas, cuerda, tirachinas...)

-el mapa no cubre la zona

-el mapa se moja

-no hay caminos para ir a la zona y hay que ir monte a través varios kilómetros

-nos perdemos y reaparecemos a mucha distancia

Friday, December 08, 2006

El gatico monillo:

rimera parte de la historia natural y general de las indias, yslas e tierra firme del mar oceano; escripta por el capitan Gonçalo Hernández de Oviedo y Valdés, alcayde de la fortaleza de la ciudad de Sancto Domingo de la ysla Española, y cronista de la sacra, cesárea y catholicas majestades del emperador don Carlos quinto de tal nombre, rey de España, e de la sereníssima e muy poderosa reyna doña Juana su madre nuestros señores. Por cuyo mandado el auctor escrivió las cosas maravillosas que hay en diversas yslas e partes destas indias e imperio de la corona real de castilla, según lo vido e supo en veynte e dos años e más que ha que vive e reside en aquellas partes. La qual historia comiença en el primero descubrimiento destas indias, y se contiene en veynte libros este primero volumen.

CAPITULO LII

En que se tracta de la forma de un gato monillo, la más nueva cosa, o nunca su semejante vista hasta nuestros tiempos. El cual gato en partes era pájaro o ave e cantaba, como un ruiseñor o calandria, muy excelentemente, e con muchas
diferencias en su melodía e cantar.

[...] Yo he tenido por costumbre en estas mis historias, de dar los testigos en aquellas cosas que no he visto e de que otros me han informado; y al propósito de lo que de suso apunté del grifo, ha venido a mi noticia otra cosa que no me es menos maravillosa que los grifos. La cual cuentan que, en la tierra austral del Perú, se ha visto un gatico monillo, destos de las colas luengas, el cual, desde la mitad del cuerpo, con los brazos e cabeza, era todo aquello cubierto de pluma de color parda, e otras mixturas de color; e la mitad deste gato para atrás, todo él, e las piernas e cola, era cubierto de pelo rasito e llano de color bermejo, como leonado claro. Este gato era muy mansito e doméstico, e poco mayor que un palmo. [...]

Algunos quieren decir que este animal debía nascer de adulterio o ayuntamiento de alguna ave con algún gato o gata, como pudiese engendrarse estotra especie que participase de ambos géneros. E yo soy de contrario parescer; y tengo opinión (consideradas algunas cosas que se deben pensar de la desconveniencia del sexo e instrumentos generativos que hay de las aves a tales gatos), que tal animal no nasció de tal adulterio, sino que es especie sobre sí e natural, como lo son por sí los grifos; pues que el maestro de la Natura ha hecho otras mayores obras e maravillas, el cual sea loado e alabado para siempre jamás.



En primer lugar, gracias a todos por los comentarios, realmente son los que le dan algo de color a ésto y son lo que trato de buscar cuando vuelvo de "lo verde" (© V., 2006)
En uno de los comentarios me pedían ciertas averiguaciones sobre la criatura tratada en cuestión... La verdad es que mi primera idea por el único texto que he encontrado en internet y aquí mencionado es que se trate de un mono tití (F. Callithricidae)
Pros: son pequeños (algo más que un palmo, pero pequeños), algunos emiten gorjeos y chillidos que recuerdan a pájaros. El cuerpo... puede recordar al de un gato, supongo que los primeros europeos buscaban similaridades en todas partes, aunque fueran vagas, con animales que ellos conocían. Y el color se aproxima.
Contras: No tienen plumas. Pero bueno, tienen pelos largos que pueden parecer plumas (durante mucho tiempo se pensaba que las pieles de los colobos [otros monos africanos] que vendían los bereberes tenían largas plumas blancas insertadas, y los comerciantes las rasgaban para ver cómo habían sido unidas sin que se notara, pero eran pelos largos y sedosos).

La verdad es que con respecto a los nombres no se lo trabajaron mucho, y lleva lugar a mucha confusión. Todo son gatos, zorros o conejos:

Mamíferos:
F. Dildephidae
Zorra de cuatro ojos ==> opossum de cuatro ojos (apodada cariñosamente "fluffy", visitante nocturno de la cocina)
Zorro pelón ==> zarigüeya
Zorro balsa ==> opossum ribereño
Ratón gris ==> opossum gris
F. Myrmecophagidae
Mono balsa ==> hormiguero sedoso
F. Felidae
Tigre ==> jaguar
F. Mustelidae
Lince ==> comadreja
Gato de agua ==> nutria
Gato cañero ==> otro mustélido
Gato negro ==> tayra (mustélido enorme y negra)
Lobo de gallinero ==> otro mustélido
F. Procyonidae
Gato solo ==> coatí
Gato manglalero ==> mapache de manglar
Gato cañero ==> mapache
F. Agoutidae
Conejo pintado ==> paca
F. Leporidae
Muleto ==> conejo (sí, los conejos no se llaman conejos)

Reptiles:
F. Scincidae
Escorpión ==> Escinco de cola anillada
F. Corytophanidae
Perro pompoto ==> Basilisco de cabeza elegante

Thursday, December 07, 2006

Seguía lloviendo:

En la desvencijada pero funcional cocina, Miguel chupaba otro mate mientras contemplaba la lluvia ensimismado. Había estado lloviendo todo el día, motivo por el cual no puedieron salir a trabajar (faltaba la funda impermeable para la telemetría). Llovía de forma isistente, obstinada, constante, aunque a veces perdía algo de fuerza, una chispa de esperanza que se apagaba bajo las gruesas y pesadas gotas que formaban un tupido cortinaje tras el tejado de chapa.
Recargó el mate de nuevo y chupó de la bombilla. Las gotas de lluvia despintaban poco a poco el mundo, la realidad. Una realidad acenagada de papel mojado y tinta corrida. Su realidad. Lavándose lentamente como quedaba la hierba que bebía tras demasiadas recargas de agua hirviendo. La hierba iba perdiendo su amargor inicial cada vez que vertía el agua, pero ganaba en otros matices, tal vez absorbiendo la esencia de la matera de palosanto, lo que le daba un sabor especial.
Realidad de mate lavado. Hay que cebarla de nuevo. "Sólo faltan unas galletas" -pensó. Y subió a por ellas. Galletas de realidad sabor limón marca El Rey.
Aunque él aún no lo sabía, seguiría lloviendo todo el día. Y toda la noche.
Tras la cena, se quedó a solas recogiendo un poco. Notó un pinchazo en la espalda. Un escarabajo, volando confundido siguiendo la luna llena halógena de 60 watios que colgaba de la cocina había aterrizado en su cuello y se había deslizado por el interior de su camiseta. Lo retiró con cuidado y dejó que volara. Golpeó nuevamente la bombilla y aterrizó cerca, desorientado.
Acabó de recoger y se sentó. Se examinó el pequeño sarpullido de la muñeca (¿alergia, intoxicación alimentaria o picadura indeterminada?) y no pudo resistirse a rascárselo un poco. Lo hizo cuidadosamente, para no hacerse sangre, mientras experimentaba oleadas de voluptuoso placer orgásmico por todo el cuerpo. "Para comer y para rascar, solo es empezar"-pensó. Luego, roció la zona con una loción refrescante para picaduras y se fue a la cama. Una vez más, sueños con telemetrías que no funcionaban, esta vez con una casa encantada y todo. Todo bajo la atenta mirada de una estrellita fosforescente que nunca se olvidaba de recargar con la linterna, silencioso y autoadhesivo guardián de sus sueños.
A la mañana siguiente, seguía lloviendo.
Porque una imagen vale más que mil palabras: respuestas rápidas a preguntas sencillas

1) ¿Por qué sacudir los pantalones por la mañana?
<===
2) ¿Por qué mirar siempre dónde se pone la mano?
<===

3) ¿
Por qué ponerse siempre las botas de goma?
<===


4) ¿Pueden los coatís volar?
===>

5) ¿Qué hacer para no morir achicharrado bajo el intenso sol tropical si te dejaste el gorro en casa?
<===
El blues de la jungla

Great gods of the jungle
-solo de armónica-
Give us some break
-solo de armónica-
You will have your sacrifice
-solo de armónica-
If you please stop the rain
-subidón subidón subidón (de armónica)-

Tal vez porque los dioses de la jungla estaban enfadados por alguna ofensa, o debido a los poderes mágicos de atraer las tormentas de mi armónica (todos los días que la toco llueve, pero estando en la estación húmeda, no me parecía raro) continuó lloviendo durante siete días y siete noches. El río se desbordó y la tierra se volvió inconsistente. Muchos árboles se desplomaron. Al finalizar el séptimo día, regresó la paloma que habíamos enviado y en esta ocasión, traía una ramita de olivo en el pico. El diluvio había acabado.
Habíamos sobrevivido. Ahora nos quedaba la tarea (el deber) de repoblar la tierra. La verdad es que siendo 3 tíos y ninguna mujer va a ser una ardua tarea...
El Refu en la selva:


1) Botas de goma: supuesta protección contra las mordeduras de serpientes (misma pregunta que con los chalecos antibalas... ¿y si te disparan en la cabeza?).
2) Manchas de barro: inevitables. No se quitan, sólo se extienden. Mi ropa jamás volverá a ser la misma, la selva quedará grabada para siempre como un estigma imborrable (hasta que mi madre la incinere). Afortunadamente tengo ropa de sobra para mantenerme limpio y aseado en la ciudad (equipaje para 5 meses en la selva: 3 pantalones largos desmontables, 3 camisetas de manga larga y 2 de manga corta).
3) Bandadas mixtas (mixed flockings) de moscas, tábanos y mosquistos, orbitando continuamente en torno a mí, algunos portadores de enfermedades de nombres tan sugerentes y exóticos como leishmaniasis, dengue, fiebre amarilla... que evocan remotos lugares de ensueño.
4) Pequeños arañazos de origen generalmente vegetal o mineral.
5) Camiseta rota de Amazonía (sí, prestada), acabará destrozándose más y convirtiéndose en gorro y luego en pulsera antes de ser hilo y desaparecer.
6) Trapo multicolor para mantener mi precioso y sedosísimo pelo Pantene libre de de enganchones, malezas y parásitos.
7) Barba trenzada para facilitar la escalada de las hormigas hasta mi cara.
8) Líneas ondulantes producidas por el hedor corporal. El olor de la selva... cuando llego a la ciudad y me lavo con agua caliente, tengo que dejar la ropa sucia en otra habitación, pues igual que los balleneros de Moby Dick cuando una vez cada 5 meses utilizaban grasa de ballena para limpiarse a sí mismos y al barco, se vestían con ropa limpia y hablaban de colocar cortinajes en el palo mayor... a la limpieza se acostumbra uno antes que a la suciedad (pero la suciedad se disfruta más).
9) Curiosa prolongación metálica de mi cuerpo, una especie de miembro ortopédico unido a mi mano utilizado para abrir camino donde no lo hay y reducir a virutas los árboles que cada dos por tres caen obstruyendo la carretera. Ha probado ya la sangre de tres personas, incluido yo. Manías de tenerlo afilado.
10) Ojos acechantes.
11) Tronco caído, cortado y empujado a un lado para permitir el tránsito.
12) Brújula, perdida dos veces y reencontrada otras dos, para no perderme en la selva, extraño amuleto magnetizado colgado del cuello. De vez en cuando lo agarro para cerciorarme de que sigue allí, acto incosciente como los que necesitan el reconfortante tacto de una medalla o de uina cruz en los momentos difíciles.

Avispas tropicales, ¡qué cagada!

Cientos de aguijones unidos a una potente glándula venenosa lista para bombear ácido de batería, el fuego líquido directamente a la sangre. Una mente enjambre de cientos de individuos. Todo por la colonia. Todo por el avispero. Una caja de Pandora hecha de pasta de papel, esférica, y con una única abertura, un ojo negro y vacío siempre vigilante. El ojo de Ygramul el múltiple.

Primero un leve pinchazo, como si me hubiera rozado con una enredadera espinosa, una palmera espinosa, una hierba sierra, un árbol espinoso o cualquiera de los innumerables vegetales que pinchan y cortan. Luego, una pequeña quemazón. Bajé la vista. Unas diez avispas tropicales se habían posado en mis brazos y me los aguijoneaban furiosamente. Alguien había golpeado accidentalmente el nido y despertado al monstruo.

Comencé a matarlas con el machete (que por suerte, estaba en la funda), y a correr todo lo que podía. El leve quemazón se convirtió al poco en el mismísimo fuego del infierno, la sangre brotaba de las picaduras palpitantes, mientras la glándula del veneno quedaba colgando (extraño, nunca había visto avispas que dejaran la glándula unida al aguijón) junto a su propietaria aplastada. Comenzaron a seguirme. Al poco tiempo, corriendo colina abajo, mis pies tocaban el suelo con cada vez menos frecuencia y llegó un momento en que comencé a volar literalmente a través de la selva, a través de espinas y troncos, sin herirme con ninguno, propulsado a gran velocidad por el miedo y el complejo de Peter Pan (me había leído el libro hacía un mes y algo se me había pegado).
Tomé tierra. Traté de calmarme. Miré colina arriba. Al instante, dos resplandores amarillos entre las hojas. Venían a por mí. Remonté el vuelo.
Cuando aterricé nuevamente, estaba temblando por el esfuerzo. Las avispas se habían ido. Estaba a salvo.

Me tranquilicé. Respiré. Retiré los aguijones. Conté las picaduras. Al principio me parecieron solo ocho, luego en la cabaña pude contar más.
Al principio me sentía bien, algo nervioso y agotado. Mis brazos empezaron a hincharse. Empecé a tener picores. Por las picaduras cada vez más hinchadas y blancas, brotaba una gota de sangre. Me tomé los antihistamínicos y esperé un poco. A pesar del fuego y los picores, no había nada de que preocuparse. Bromeé con M. (que me había visto correr con el machete y pensaba que me había ensartado cuan pincho moruno). Le dije que veía la luz al final del túnel, y que le dijera a mi novia que la quería. No le hizo mucha gracia, estaba preocupada. Pero fue cuando se preocupó de verdad cuando dejé de hacer bromas. Cuando comencé a caminar cada vez más lentamente y casi sin hablar. Experimentaba un cansancio extremo, mis piernas pesaban toneladas y hacía falta un gran esfuerzo y más aún voluntad para moverlas (colina arriba en este caso). Llegó la náusea. Ganas de vomitar y mareos. Mi conciencia bajó algunos puntos, como justo después de despertarme. Me planté si era alérgico, con tantas especies en el trópico, se podía ser alérgico a unas sí y a otras no (como los pimientos del padrón, unos matan y otros non). Al final, abluciones rituales en el río (no se llama Aguasalud por nada), mi piel a manchas rosas y blancas (efecto fresa y nata), picores e hinchazón durante un par de días. Y durante una semana, un horror inexplicable al color amarillo caramelo, un respingo cada vez que algún insecto me tocaba, temblores al oir el más leve zumbido. ¿Y después? Pues a todo se acostumbra uno. Por suerte estas eran las avispas M, las hay también P, L y XL. Hay unos abejorros que son XXL pero no hacen colonias.

Avispas 1 - Miguel 0.